sábado, 10 de junio de 2017

LA ACTITUD FILOSÓFICA SOCRÁTICA,


Lo que sí fue característico de Sócrates fue su método de interlocución. Este filósofo ateniense partía desde una posición contraria al relativismo de la época, encarnado por muchos sofistas, que consideraba que los valores de bien y mal son construcciones sociales que carecen de valor absoluto. Sócrates nunca esboza una teoría moral definida, al menos en los testimonios que tenemos de él, sino que más bien se decanta por una posición destructiva frente al escepticismo moral. Es decir, el ateniense criticaba el relativismo como una postura lógicamente inconsecuente, pero no aportaba, al menos que nos conste, una teoría moral elaborada que contraponer a ese escepticismo. 
En sus debates con otros personajes relevantes de la vida cultural o política de Atenas, Sócrates adoptaba, en principio, un actitud irónica. La frase socrática “Solo sé, que no sé nada” es reflejo de esta ironía con la que el ateniense pretendía poner en entredicho las certezas de las que partía el interlocutor. En esta primera fase del método socrático, se duda de las afirmaciones del interlocutor pero sin contraponer a la opinión del afirmante otra afirmación sino, sencillamente, dudando de la validez de su propuesta. Es una actitud claramente destructiva, que irritaba a los supuestos sabios que quedaban en evidencia ante el genio socrático. 
Por ejemplo, si se discutía lo que era el valor, y el interlocutor lo definía como “arrojo en las situaciones de peligro”, Sócrates lo atacaba intentando hacer que el afirmante definiera “peligro” o mostrando como hay situaciones en las que el arrojo ante el peligro no sería considerado como valor: entrar en un volcán en erupción por capricho no es valor sino locura. 



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